sábado, 2 de mayo de 2015

¿Régimen de prima media o de ahorro individual?

El debate más reciente que nos han planteado los medios de comunicación alrededor a esta disyuntiva -que bajo mi óptica tiene un pésimo orden en torno a la formación real de criterios para una decisión adecuada ante una posible opción de jubilación-. De esta manera deseo redireccionar la discusión a zonas donde usted amigo lector encuentre un real valor  para su futuro financiero como potencial adulto mayor que requiere de un sustento económico igual de longevo a sus condiciones particulares.

Acabar con las líneas de este artículo para resaltar las bondades de un sistema frente al otro es irrelevante y no lo voy a hacer -espero no estar decepcionándolo por ello- debido a que ambos regímenes exhiben grandes brechas a cubrir y cada uno de ellos tiene sus desventajas, como en todo. Lo que si deseo es mostrarle que usted puede mejorar ese futuro sabiendo que por ley no tiene otra opción más que ahorrar por obligación para su vejez en estas dos alternativas para su jubilación.

Partamos de un artículo como este “La ilusión de una pensión más alta motiva el cambio de usuarios hacia Colpensiones” con el fin de encontrar foco en el nuestro. Creer erradamente que el sistema pensional es el único responsable de su vejez y quien será él quien lo sustente cuando ya no pueda laborar, es una constante que se repite en el grueso de la opinión pública –Tema que abordé en “¿Y usted también va a dejar su edad de jubilación en manos de terceros?”–. Alguien pudiera afirmar que uno de estos dos sistemas es mejor que el otro y dar sus argumentos, pero insisto en que es completamente estéril sostener ese debate; tal vez los mayores interesados en que este no pierda vigencia son o Colpensiones o los Fondos privados obligatorios (me estoy refiero al debate), porque así pueden depredarse entre ellos los cotizantes alrededor del país.

Yo puedo afirmarles hoy que ninguno de los dos sistemas logrará sustituir sus ingresos alcanzados en su plena etapa productiva por más que les compartan al detalle sus bondades. Es más, ninguno de los dos logrará siquiera superar el sesenta por ciento (60%) del valor de sus ingresos de hoy. De esta manera, ¿por qué desgastarnos entonces discutiendo cuál de los dos sistemas es mejor? Si ninguno de los dos  logrará sostenernos plenamente en torno a nuestras necesidades financieras que nos depara la edad mayor. Prefiero entonces, darle mayor ponderación en la discusión  de la necesidad que tiene cada persona que inevitablemente llegará a la edad mayor –así no lo desee– de crear opciones alternativas de ahorro que pueda ir transformando en inversión para evitar cualquier dependencia al mismo sistema pensional en Colombia. Es decir, que la verdadera discusión gira en torno a su habilidad para postergar caprichos de consumo en el hoy y poder acumular recursos que luego destine a invertir con un panorama de tiempo de por lo menos diez (10) y quince (15) años (deseo hacer una claridad en este punto: No estoy recomendando con mi anterior afirmación, las alternativas de ahorro voluntario a través de los distintos fondos que ofrecen los fondos privados para reducir la carga impositiva –aún mantengo mis reservas en tales bondades, por los costos de oportunidad de la inversión frente a la reducción de la base gravable para la liquidación de los impuestos de renta, sabiendo que se debe congelar unos recursos durante diez (10) años; periodo similar al que estoy planteando en mi tesis–). Debemos empezar a transformar nuestra visión y perfil financiero desde ahora, debemos urgentemente abandonar esa visión “traqueta” del ¡ya y para ya! Nada bueno nos trae pensar que se invierte al menor tiempo buscando las mayores rentabilidades posibles. Las conclusiones de esa manera de pensar han expuesto a la nación a innumerables crisis sociales y económicas que tal vez ya se han borrado de nuestros archivos de memoria porque tal vez el hecho más reciente ocupa todo ese espacio.

Es esta falta de visión de largo plazo la responsable de tanta miseria en torno a nuestra población de adultos mayores, que se mueren haciendo fila en un establecimiento bancario reclamando su mesada y que lucha día a día para sostener sus necesidades vitales en torno a su condición humana con unos recursos que apenas si alcanzan ¿un panorama aterrador, verdad? ¿Se imagina que sería de Colombia si a sus adultos mayores no se les hubiera obligado a ahorrar en su etapa productiva? Sin embargo, con todo y esto, el grueso de los colombianos se quejan del mismo sistema. Simplemente miremos lo que hacemos con las cesantías cada año, se convirtieron en una extensión más de nuestro salario y dejaron de ser el seguro para cuando estemos cesantes (Les recomiendo leer: "¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?").

Por todo ello y por todo lo anterior, es que nace mi afirmación en torno a la facilidad de responsabilizar a los terceros de nuestros fracasos económicos y por esto deseo con ímpetu resaltar que el único responsable por su futuro financiero es nadie más que USTED mismo. Así que empiece desde ya a darle el doble o el triple del peso al ahorro en su presupuesto periódico y divida en la misma proporción al gasto que idolatra su ego en el hoy pero castiga fuerte y drásticamente las finanzas del anciano del futuro, si desea vivir una vejez plena y saludable.


Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador

EDUBURSÁTIL

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